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  • Ciro Bianchi Ross

La cubanísima guayabera


Recorridos por La Habana agradece

al Maestro Bianchi sus colaboraciones para la página

La guayabera es la camisa típica cubana; la prenda nacional, y, al mismo tiempo, un vínculo de Cuba con el Caribe. Dignifica la informalidad y simplifica las galas. Decía el poeta Nicolás Guillén que se adapta nuestra manera de sudar.

Nació en Sancti Spíritus, en la región central del país, y desciende de la camisa, la prenda de vestir más antigua que se conoce. Nuestros campesinos del siglo XIX no la usaron, aunque sí fue, en la segunda mitad de esa centuria, prenda de campesino rico, que no llegó sin embargo a convertirla en ropa de ciudad. Tampoco la usaron los mambises. Campesinos y libertadores vistieron la chamarreta, una camisa con faldillas y mangas estrechas.

«¿Cuándo esa camisa se transformó en guayabera? ¿Cuándo y quién empezó a coser pliegues en las camisas hasta convertirlos en alforzas, reforzó el borde y las aberturas inferiores, hizo los primeros picos al canesú del frente y al de la espalda? El nacimiento de la guayabera no es obra de una sola persona y todavía falta por determinar a partir de qué momento se convirtió en prenda elegante, fresca, blanca, muy bien almidonada y planchada, que se podía llevar sin corbata», escribe la diseñadora María Elena Molinet.

El testimonio gráfico más remoto que llega a nosotros data de 1906. Su primera referencia en la literatura se halla en Leonela, novela de Nicolás Heredia publicada en 1893. Pero la palabra guayabera, como cubanismo, no se legitima hasta 1921, cuando Constantino Suárez la incluye en su Vocabulario cubano.

Después de usarse a fines del siglo XIX, la guayabera se eclipsa. Resurge después de 1920, cuando sastres, camiseros y costureras de Sancti Spíritus y Zaza del Medio, también en la zona central, retoman la vieja camisa y dan vida a la guayabera clásica que termina imponiéndose, después de 1940, como prenda nacional. Ganó pronto, en su nueva versión, las ciudades del interior, pero no le fue fácil conquistar La Habana.

Tras el derrocamiento de la dictadura de Machado (1933) las costumbres experimentan cierta modificación y la guayabera se impone en la capital. Con Grau San Martín entra, en 1944, en el Palacio Presidencial. Se apodera de las vitrinas de las mejores tiendas. Es a fines de la década de 1950 cuando la guayabera se abarata. Se confecciona entonces también de algodón. Su hechura se simplifica. La confección puede ser industrial. Deja de ser blanca, la manga no siempre es larga. Triunfa la Revolución y se repliega hasta desaparecer. Remitía, para algunos, a una época superada de politiqueros y manengues. Reaparecerá tímidamente en los 70, y no demora en volver a abaratarse. Ahora también la usan las mujeres. Los jóvenes la ven como símbolo del burócrata en funciones.

Pero la guayabera sigue viva. El novelista cubano Leonardo Padura vestía una, diseñada por Emiliano Nelson, cuando recientemente el Rey de España le entregó el Premio Princesa de Asturias. Hoy, la Casa-Museo de la Guayabera, en la ciudad de Sancti Spiritus, atesora una colección de esas camisas que merece verse. Guayaberas usadas por Fidel Castro, García Márquez, Alicia Alonso, Oswaldo Guayasamín, entre otros, conforman la muestra compuesta ya por más de doscientas prendas.

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