Foto: Thays Roque Arce.
“Meses después de sembrada la nueva Ceiba, se constató que no había prendido y comenzaba a secarse. No obstante, hemos preferido mantener nuestro post como constancia y recuerdo de un primer intento de restituir a la ciudad uno de sus símbolos más importantes, hasta que tengamos la satisfacción de anunciar que otra nueva Ceiba crece, por muchos años”.
Este 15 de marzo, numerosos habaneros y turistas resultaron testigos de un singular acontecimiento inscrito ya en la historia de la ciudad: una nueva Ceiba fue plantada en el lugar donde la tradición sitúa la primera misa y el primer Cabildo celebrados en la entonces naciente Villa de San Cristóbal de La Habana.
La Habana Vieja en los años 30 del pasado siglo. Obsérvese la frondosa Ceiba que entonces existía junto al Templete.
Ocurridos el 16 de noviembre de 1519, a la sombra de una frondosa Ceiba, ambos eventos marcaron el punto de partida de esta Noble Habana, pronta a celebrar su 500 aniversario.
En el sitio fundacional, fácil de hallar en uno de los accesos a la Plaza de Armas, fue erigida en 1828 una construcción conmemorativa, con apariencia de templo grecorromano, conocida como El Templete. En su exterior, tras una cerca de hierro perimetral, quedaron resguardadas la columna levantada con anterioridad (1754), con el mismo fin, y la Ceiba que ya era el primer reemplazo de la original, muerta a mediados del siglo XVIII.
Desde entonces, varias Ceibas han sido reemplazadas. La ahora removida, deteriorada por una plaga, había sido sembrada en 1960.
El nuevo árbol plantado, saludable y aún joven, proveniente de la zona de Las Terrazas, provincia de Artemisa, fue seleccionado por un equipo de especialistas liderado por la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Es tradición que desde la noche del 15 de noviembre y durante todo el día 16 de cada año, miles de habaneros cumplan el ritual de dar tres vueltas a la Ceiba y arrojen monedas entre las raíces, solicitando calladamente sus deseos.
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